lunes, 13 de junio de 2016

Kuala Lumpur, un mundo de sabores (2-3 de julio de 2014)


Miércoles 2 de Julio de 2014



LLEGADA A KUALA LUMPUR 

Si he de decir la verdad, lo cierto es que nuestro viaje de novios no empezó con muy buen pie. Al reservar los billetes de avión por internet con Turkish Airlines nos confundimos y Abel pidió para comer "bland meal" (= menú de dieta), así que durante todo el trayecto tan solo le ofrecieron el típico menú de persona enferma consistente en un trozo de pescado sin condimento alguno y un par de patatas cocidas. Por si fuera poco, resulta que yo también me había pedido "sin querer" un menú especial, el "hindu meal" (menú indio), así que todo lo que le faltaba de "chispa" a la comida de mi marido lo tenía yo en dosis concentradas de especias que se hacían notar hasta en el postre :( aghhhh

No obstante, vivimos un momento de esperanza cuando nos percatamos de que la señora que se sentaba delante nuestro parecía envidiar nuestra comida (sobretodo el menú de enfermos), pero cuando intentamos aprovecharnos de la tesitura para intercambiar los platos, la muy bruja se retractó y se echo para atrás (para mí que en el fondo se estaba riendo de nosotros)...

Durante nuestra escala en Ataturk (que se nos hizo eterna), no nos quedó más remedio que compensar el "bland menu" con un kebab y hacer tiempo ojeando la lonely planet por delante y por detrás. Llegué a la conclusión de que la breve historia de Malasia era un poco liosa y que lo mejor sería dejarse llevar por las impresiones y experiencias que viviríamos sobre el terreno.

Finalmente y después de un segundo trayecto en el que no ayudaron ni nuestros menús especiales ni la actitud de alguno de nuestros compañeros de viaje (hay gente que se pone demasiado "cómoda" sin importar quien tenga al lado), conseguimos aterrizar en suelo malayo sobre las 16:30 (hora local) del día 2 de Julio de 2014.




La primera vez que un viajero llega a Asia es difícil de olvidar. Lo primero que nos llamó la atención fue el calor húmedo y sofocante que inundaba el ambiente y el intenso olor a especias que recorría todos los rincones por donde pasábamos (incluso dentro del propio aeropuerto). Por entonces no sabíamos, aunque lo podíamos intuir, que este continente nos conquistaría para siempre y que nos íbamos a quedar con ganas de volver una y otra vez.

Tras un largo viaje en un "budget taxi" llegamos al Hotel Traders, donde nos recibieron como si acabáramos de llegar a Disneyland (con ramo de flores incluido para celebrar nuestra Luna de Miel). Nos encontrábamos cansados y no disponíamos de demasiado tiempo, así que después de maravillarnos con las espectaculares vistas de las Torres Petronas que se podían contemplar desde nuestra habitación (oh yeah!), optamos por darnos una ducha rápida y subir al Skybar del hotel a tomarnos unos nachos y unos exóticos cócteles. Tenían preparado un reservado para nosotros y, como no podía ser de otra manera, las vistas desde la terraza también eran extraordinarias. Un 10!




Había anochecido hace rato y nos encontrábamos agotados, pero queríamos disfrutar al máximo de nuestra estancia en Kuala Lumpur, así que hicimos acopio de las pocas fuerzas que nos quedaban y nos decidimos por el plan más cómodo posible teniendo en cuenta la cercanía a nuestro hotel: un romántico paseo por el mítico KLCC Park acompañado de una pequeña incursión en el animado barrio de Bukit Bintang.

Al pasear por el parque de KLCC es cuando te das cuenta de que Kuala Lumpur se encuentra realmente construida en mitad de la selva y de que la fusión entre la naturaleza más salvaje y los rascacielos más espectaculares es una de las notas características de esta ciudad. La imagen de las torres petronas iluminadas en medio de toda esa diversidad de especies tropicales es una experiencia que no os podéis perder si viajáis alguna vez a Kuala Lumpur.




Una de las atracciones más populares de este parque es el espectáculo de luces y agua que se realiza en las fuentes del estanque del parque (Symphony Lake Fountain) y en el que mezclan un poco de todo. Desde la música de Titanic hasta composiciones clásicas con un toque bollywood (algo hortera para mi gusto). En cualquier caso, es algo bonito de ver y además gratuito así que no podíamos dejar de pasarnos por allí (de hecho, repetimos al día siguiente).




Para terminar la noche y tal y como habíamos planeado, nos dirigimos a través del túnel subterráneo hacia el barrio de Bukit Bintang, considerado el centro del Triángulo de Oro de Kuala Lumpur. Se trata de una zona famosa por sus cafeterías, pubs y restaurantes que además tiene un mercado de puestos de comida al aire libre en el que el colorido y el desorden reinan por doquier. Desconozco si fue el "jet lag" o el hecho de tener el estómago vacío pero reconozco que ninguno de los manjares que se ofrecían allí me resultó demasiado apetecible.

Un capítulo aparte merecerían los puestos de "durian", la típica fruta malaya, mundialmente famosa por su hedor y curioso sabor. Nosotros no nos atrevimos a probarla pero hubo quien nos comentó que era como comer un potaje de garbanzos, algo un tanto extraño para una fruta. Por fortuna, nunca lo sabremos :)





Jueves 3 de Julio de 2014



"DE TAPAS" POR KUALA LUMPUR


Nuestro plan de la mañana lo teníamos claro. Nos apetecía conocer la ciudad de una manera distinta pero también cómoda y después de mucho bucear en internet la empresa KL Food Experience parecía cubrir todas nuestras expectativas. Esta compañía ofrece un recorrido guiado por Kuala Lumpur en el que, además de impregnarte de la cultura del país, te puedes poner como el "Quico" a base de bien :)

Sus "tours gastronómicos" comienzan en la estación de Bangsar a las 11:00 horas y tienen una duración de 3 horas y media. El precio es de unos 40 euros por persona y, aunque pueda resultar algo caro, yo creo que la experiencia bien lo merece. La visita es en inglés y el recorrido se centra en dos de las zonas más tradicionales de Kuala Lumpur: el barrio de Brickfields y Chinatown.

Nuestro grupo estaba formado fundamentalmente por australianos jubilados y la verdad es que no deben de estar muy acostumbrados a encontrarse con españoles ya que nuestro guía estaba empeñado durante todo el tour en que éramos mexicanos ;)

Comenzamos nuestra ruta por el barrio de Brickfields, conocido popularmente en Kuala Lumpur como "Little India". En él se mezclan la cultura, la música, los olores, el sabor y la tradición de los inmigrantes indios que actualmente constituyen aproximadamente el 10% de la población de la capital de Malasia.

Tras pasar por un cementerio musulmán (no todos los indios son hinduistas) y ponernos un poco en antecedentes respecto de la religión, la historia y la economía del país, nuestro guía nos habló de un tipo de bebida especial conocida como "Teh Tarik", un té típico de Malasia que, aunque no deja de ser un simple té negro mezclado con leche condensada, tiene una forma de preparación bastante curiosa.

Para muestra un botón...




Desde luego, hay que ser muy habilidoso para no poner todo perdido...

Antes de llegar a la calle principal del barrio indio, atravesamos un callejón repleto de puestos de guirnaldas y ofrendas florales en el que nos obsequiaron a las mujeres del grupo con una pulsera de jazmín que nos aseguraron que florecería durante el día pero que lo único que hizo finalmente fue marchitarse (al menos en mi caso) :( 





Una vez pasamos el callejón de las flores, entramos en Jalan Tun Sambanthan (1), la avenida principal del barrio indio. Sorprende por su colorido y por los llamativos establecimientos que inundan cada uno de sus rincones. Entre ellos, centros de masajes y de tratamientos de belleza para novias, tiendas de joyas y abalorios de estilo indio, puestos de golosinas tradicionales y mis favoritas: las boutiques de venta de saris. Preciosos!!!




Nuestro guía aprovechó para explicarnos la razón por la que muchas mujeres indias llevan un punto rojo en la frente. Este punto se conoce como bindi y, aunque en su origen tenía un significado místico y religioso, actualmente muchas mujeres lo llevan por moda. Siempre habrá fashion victims en todas las culturas...jeje

Eso sí, nuestro guía también nos comentó que los bindis de color rojo se reservan tradicionalmente para las mujeres que se encuentran casadas, mientras que los bindis negros se vinculan con la soltería. Parece ser que en el pasado los maridos pintaban el punto en la frente de sus esposas utilizando su propia sangre aunque hoy en día (y afortunadamente para las pobreticas) esta práctica ha sido sustituida por la colocación de pegatinas o adhesivos.

Por cierto, los hombres también pueden llevarlos pero en su caso el punto se llama tikka y su uso está vinculado a motivos religiosos, pudiendo indicar incluso el dios al que profesan su devoción según su forma y características (Shiva o Vishnu fundamentalmente).

Ampliados nuestros conocimientos culturales, llegó el momento de disfrutar de nuestra primera experiencia gastronómica reseñable. Frente a una colorida fuente decorada con figuras de elefantes, nos tocó sentarnos en una mesa en la que nos tenían preparado un plato de arroz con pollo y verduras al estilo indio (aunque un poco menos picante para adaptarlo al gusto occidental). Lo más curioso del asunto es que tuvimos que comer utilizando la mano derecha al igual que el resto de comensales que se encontraban en el local. Nuestro guía nos intentó convencer (sin mucho éxito) de que era mucho mejor comer con las manos que con los cubiertos porque éstos últimos dejaban un gusto a metal en la comida nada apetecible según su criterio. He de decir que la comida estaba muy rica y que como experiencia estuvo bien pero a mi, personalmente, me pareció un poco guarrería tanto pringue. 




Después de lavarnos las manos a conciencia, nos acercamos a un puesto de chucherías indio donde pudimos probar varios tipos de "snacks" tradicionales e incluso llevarnos una bolsita de recuerdo. Me llamó la atención el hecho de que todos eran sabores muy salados a los que no terminé de acostumbrarme.




Continuamos nuestro recorrido con una breve parada en The Hundred Quarters (2), (Jalan Chan Ah Tong, Jalan Rozario) donde nos encontramos con una hilera de casas construidas en la época colonial (1920) con el objeto de acomodar a los empleados del ferrocarril y a otros funcionarios de clase media.

Desde ahí, nos desplazamos hasta un edificio conocido como Vivekananda Ashram (3), una escuela centenaria construida en honor de Swami Vivekananda, un líder espiritual hinduista que visitó Malasia en 1893 y cuyas doctrinas tuvieron una gran influencia en Occidente a principios del siglo XX. En fechas recientes se intentó demoler la escuela para construir un centro comercial, pero gracias a las protestas de los vecinos y de los seguidores de Vivekananda se consiguió parar el proyecto.




Después del momento místico, nuestro guía nos llevó a un puestecillo de empanadillas y fritos variados. En ese momento empecé a encontrarme regular y a sentir un poco de náuseas así que, aunque probé un poco de todo, he de decir que lo que me ofrecieron no me cautivó demasiado. Mientras intentaba aguantar el tipo ante nuestro anfitrión, un espontáneo se me acercó y me preguntó qué le podía recomendar. Por educación le respondí que "a little bit of everything", pero en verdad tenía que haberle instado a abandonar el lugar con un sincero "save your money and run away!there is a Mc Donalds in the corner!!!" Definitivamente parece que los puestos de comida hindú no eran lo mio...

La siguiente parada gastronómica fue un puesto de dulces (ya dudaba de que existieran en este barrio) pero dadas las circunstancias me abstuve de probar bocado, lo cual resultó ser una sabia decisión habida cuenta de que minutos después me encontré vomitando en una bolsa de plástico que, jaleados por nuestro guía, acabamos arrojando en una alcantarilla de la calle sin que nadie mostrara el menor gesto de sorpresa al respecto (nunca entendí por qué me dejé convencer, pero así fue). 

Con mejor cuerpo e intentando salvaguardar la dignidad que me quedaba después de este episodio, nos encaminamos hacia nuestra próxima visita: el templo taoísta de Sam Kow Tong (4), uno de los lugares que más me gustó de nuestro recorrido. Lo que más me llamó la atención fue descubrir que los taoístas compran objetos para que sus parientes fallecidos puedan emplearlos en el más allá. De hecho, pudimos ver cómo se vendían réplicas en papel de coches de la marca Mercedes con su propio número de matrícula. Increíble, ¿no es cierto?




Nuestro guía también nos explicó que cuando los taoístas necesitan tomar alguna decisión trascendente para su vida utilizan un par de piedras en forma de riñones que representan el ying y el yang, las lanzan al aire formulando una pregunta y dependiendo de la forma en la que caen al suelo la respuesta es una u otra. Si las dos piedras quedan de frente significa "no", si cada una queda mirando a un lado significa "si" y si quedan del revés, y según nuestro guía, quiere decir que la pregunta que has hecho es una basura (basically).

Antes de abandonar Brickfields y encaminarnos en metro hacia Chinatown, aquellos que lo desearon pudieron disfrutar de un rico plátano frito (ñam ñam). Yo no me arriesgué por razones obvias, pero la verdad es que me quedé con ganas de probarlo ya que es un postre que me suele gustar bastante. Otra vez será...

Una vez en Chinatown nos dirigimos al templo hinduísta de Sri Mahamariamman (5). Resulta curioso que en el barrio indio visitáramos un templo chino y en Chinatown un templo hinduísta pero si algo nos quedó claro después de conocer Kuala Lumpur es que allí todos se mezclan con todos en una curiosa y apacible armonía.

Sri Mahamariammam es el templo hindú más antiguo de Kuala Lumpur. Data de 1873, por lo que ello nos da una idea de lo moderna que es la ciudad si este edificio ya se considera una antigualla.



En este lugar, nuestro guía aprovechó para hablarnos del Thaipusam, una fiesta religiosa hindú que la comunidad tamil celebra anualmente y durante tres días en honor del dios de la guerra (conocido como Murugan, Kartikeya o Subramaniam, entre otros nombres). Esta festividad conmemora el día en que este dios recibió una lanza de oro de su madre, la diosa Parvati, con la que logró vencer al demonio Soorapadam (vamos, la clásica historia de la victoria del bien sobre el mal).

Para recordar este acontecimiento, los miembros de la comunidad tamil comienzan su peregrinación en el templo de Sri Mahamariamman portando una carroza de plata con la estatua del dios Murugan y de ahí se dirigen caminando al santuario de las cuevas Batú (situadas a unos 13 kilómetros de Kuala Lumpur) para después de dos días regresar otra vez a Sri Mahamariamman.

La cosa no se distinguiría mucho de una etapa del camino de Santiago aderezada con rezos y bailes exóticos si no fuera porque los religiosos más devotos tienen la costumbre de atravesarse la boca, la lengua, la espalda o sus extremidades con ganchos u agujas de metal en los que colocan ofrendas (normalmente flores, frutas o leche) en honor del dios Murugan; provocando un espectáculo fascinante a la par que aberrante si se mira con los ojos de un occidental (a mi desde luego me parece una bestialidad...)

Si alguno tiene curiosidad por ver algunas imágenes de la procesión no tiene más que darle al botón de búsqueda de google e ilustrarse al respecto. Por mi parte, yo prefiero poneros algunas imágenes del interior del templo de Sri Mahamariamman dentro del cual se custodia, por cierto, la carroza de plata con la que se realiza la procesión del Thaipusam.






Nuestro tour guiado terminó en un restaurante chino situado en las inmediaciones de Jalan Petaling (6), más conocida como la calle de las falsificaciones y en cuyos puestos regateamos por una cartera en la que guardar nuestros dineros.

La comida china me gustó mucho más que la hindú, pero creo que los australianos pensaron lo mismo porque les faltó lamer los platos. Eso sí, se despidieron con un cumplido muy curioso diciéndonos que en España cuidábamos muy bien a los perros (nunca sabremos si se referían a España o a México) pero hoy por hoy todavía me pregunto qué es lo que les harán a las mascotas en su país xd


TEMPLOS, MERCADOS Y TORRES PETRONAS.

Una vez nos quedamos solos, aprovechamos para visitar un par de templos chinos que se encontraban en las proximidades. El más importante es el Sze Ya Temple (7), el templo taoísta más antiguo de la ciudad cuya historia se remonta al año 1864. Fue construido por orden de Yap Ah Loy, más conocido como el Kapitan China por razón de su cargo ya que fue designado por el sultán para controlar a los aventureros chinos que habían emigrado al lugar en busca de fortuna. 

Yap Ah Loy es una de las personalidades más destacadas de la ciudad ya que se le considera el fundador de la moderna Kuala Lumpur. De hecho, en el interior del Sze Ya Temple es posible contemplar una estatua de bronce erigida en su honor. Otro dato curioso de este templo es su extraña ubicación, la cual se debe al hecho de que el edificio fue orientado conforme a las normas del feng shui. Aún hoy en día, los empleados de las tiendas situadas en las inmediaciones tienen prohibido sentarse dándole la espalda a la fachada el templo para evitar el mal feng shui.





Cansados de la vida contemplativa, nos encaminamos al Central Market (8), cuyo edificio constituye un ejemplo del estilo art deco de la década de 1930. En su origen fue utilizado como "mercado mojado", un espacio típico de muchos países asiáticos en el que, entre otros productos alimenticios, se vendían animales vivos que podían ser comprados tal cual por los clientes o bien sacrificados y limpiados en el momento (al gusto del consumidor). En teoría, esta clase de prácticas pretendía garantizar la calidad y frescura de los productos, pero lo cierto es que no dejaban de ser una fuente inagotable de plagas y enfermedades variadas (aparte de ser, a mi modo de ver, un espectáculo bastante desagradable)

Actualmente el Mercado Central es un lugar muy turístico en el que comprar recuerdos, obras de arte u objetos de artesanía local.

Nuestra siguiente parada fue Merdeka Square o Plaza de la Independencia (9), lugar en el que se proclamó la independencia de Malasia respecto del Reino Unido en 1957. En torno a la plaza se encuentran varios edificios de interés entre los que destaca la Kuala Lumpur City Gallery, un pequeño museo en el que se puede contemplar una impresionante maqueta de la ciudad. 

Justo al lado del museo se encuentra la famosa escultura de "I love KL" con la que no podéis dejar de sacaros una fotografía si, como a nosotros, os gusta coleccionar esta clase de guiri-recuerdos ;)



Por si os interesa, aquí podéis consultar un plano con los diferentes edificios que rodean la plaza de la independencia...




Después de dar una vuelta por los alrededores de la plaza y de sacar unas cuantas fotografías (he de decir que la plaza no es excesivamente fotogénica), regresamos en metro a la zona de nuestro hotel para descansar un poco antes de disfrutar de la que es considerada la visita más imprescindible de Kuala Lumpur si se dispone de tan solo unas pocas horas en la ciudad. Me refiero, claro está, a las famosísimas Torres Petronas (10), que deben su nombre al hecho de ser la sede de la compañía petrolera malaya "Petronas" y que hoy por hoy son las torres gemelas más altas del mundo.

Teníamos las entradas reservadas para las 19:15 horas y creo que acertamos plenamente con la hora, ya que coincidía justo con el anochecer y las vistas resultaban impresionantes...






Las Torres Petronas fueron diseñadas por el arquitecto argentino César Antonio Pelli, quien se inspiró en elementos del arte islámico para su construcción.




Agostados pero satisfechos por lo bien que habíamos aprovechado nuestro escaso día y medio en Kuala Lumpur, culminamos la velada con una cena en el Ben´s del centro comercial Suria KLCC. Se trata de una franquicia en la que ofrecen comida internacional y que presenta la particularidad de tener en cada mesa una cajita con tarjetas en las que se proponen temas de conversación a los comensales (cómo si lo necesitara... JA!).




La anécdota de la noche fue mi cara de decepción al creer que había pedido un arroz tradicional hindú y comprobar que lo que me correspondía era una sopa aguada de color amarillo curry con todas las sobras de la semana :(


Menos mal que después lo compensamos con un buen brownie!

Nos despedimos de Kuala Lumpur sabiendo que aún nos quedan muchas cosas pendientes por conocer y que volveremos en cuanto tengamos la menor oportunidad. Al fin y al cabo es un excelente punto de partida para cualquier ruta que se realice por el sudeste asiático, por lo que no teníamos ninguna prisa en agotar todas las posibilidades que nos ofrece.

Para aquellos que vayáis a estar más días en la ciudad os recomiendo que visitéis la siguiente página: City Walking Trails. En ella encontraréis diferentes recorridos para hacer a vuestro aire por Kuala Lumpur y también por otras zonas de Malasia.

Y esto es todo por hoy :) Espero que os haya gustado nuestra breve incursión en Kuala Lumpur y que nos sigáis visitando para conocer más detalles sobre nuestro primer viaje por el sudeste asiático. Hasta la vista chic@s!!!






1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho esta primera parte del diario de viajes. No tardes en esctibir las demás, :)

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