Viernes 4 de Julio de 2014
LLEGADA A SINGAPUR
Para despedirnos a lo grande de Kuala Lumpur nada mejor que un baño matutino en la piscina de la azotea del Hotel Traders acompañado de un impresionante desayuno en el que se podía degustar comida de un sinfín de países (china, japonesa, hindú...) y que incluía una sección de bollería casera y de quesos franceses que quitaban el hipo (ñam ñam)
Una vez sentimos que habíamos comido lo suficiente, nos dirigimos al Hotel Corus, que era el lugar en el que habíamos quedado para tomar el autobús de Aeroline Bus con destino Singapur. A pesar de que fueron 5 horas de viaje, el trayecto resultó bastante agradable. Los asientos eran muy cómodos e iban dotados de una pantalla similar a la de los aviones de larga distancia en la que puedes ver películas en inglés o escuchar música de diferentes estilos. Además te ofrecen comida para que te entretengas (en Asia todas las horas del día y de la noche son adecuadas para zampar). También nos proporcionaron unos formularios para rellenar y entregar en el control de inmigración con una serie de advertencias que nos dejaron claro que en Singapur no se andaban con chiquitas si te saltabas alguna de sus normas (¿sabíais que en Singapur está prohibidísimo poseer o mascar chicles? :o).
Lo más rollo fue tener que bajar del autobús al llegar a la frontera con Singapur para pasar los controles, pero la verdad es que fue bastante rápido (y además pude pasar mi botellita de licor de la Sierra del Oso sin problemas jeje).
Como anécdota decir que al regresar al autobús había algunos pasajeros que habían desaparecido misteriosamente. Nunca supimos que fue de ellos pero esperamos que no les hubieran pillado haciendo contrabando de Chupa Chups :)
Cuando por fin llegamos a Singapur tuvimos nuestro primer momento de desconcierto guiri en la "cola" de los taxis de la estación de tren. Primero, porque nos costó encontrar la parada, y después, porque el sistema de acceso a los taxis era un poco raro. Había gente que se colaba de pronto sin saber muy bien por qué y otra gente que se subía a los taxis e inmediatamente se bajaban dando explicaciones en una lengua incomprensible para nosotros. Pese a que nos habían comentado que el inglés era el idioma más extendido en Singapur, la verdad es que allí cada cual hablaba lo que mejor le parecía... ¡vaya cacao!
Una vez superada la prueba de los taxis, nos dirigimos al Hotel Pan Pacific en el que nos alojaríamos las próximas 4 noches. Nada más llegar a la recepción y al verme con las flores que nos habían regalado en el Hotel Traders de Kuala Lumpur, uno de los empleados nos preguntó si estábamos de aniversario de bodas (vamos, que nos llamó viejunos en toda la cara jaja). No obstante y al enterarse de que éramos una pareja de recién casados, el pobre hombre quiso subsanar su metedura de gamba trayéndonos dos copas de champagne para celebrar que todavía éramos jóvenes.
Aprovechando la tesitura, el recepcionista nos intentó colar un "paquete especial" con desayuno, cócteles y una habitación con mejores vistas a cambio de 120 euros por persona y día; a lo que sabiamente Abel y yo nos negamos. Posiblemente debieron pensar que éramos un recién estrenado matrimonio triste y rancio pero la verdad es que nos dio igual.
Sea como fuere, en algún momento después de tramitar todo el papeleo logramos subir a la habitación acompañados de un botones indio (con puntito en la frente incluido) que nos llevó las maletas y nos deseó unas bonitas vacaciones mencionando, así como quien no quiere la cosa, la posibilidad de que tras nuestra estancia en el hotel pudiéramos contar con un nuevo miembro en la familia. Tal era su insistencia al respecto que llegamos a sospechar que el buen hombre había sido contratado por mi padre para incitarnos a convertirle rápidamente en abuelo (sin presiones, ¿eh?)
Una vez sentimos que habíamos comido lo suficiente, nos dirigimos al Hotel Corus, que era el lugar en el que habíamos quedado para tomar el autobús de Aeroline Bus con destino Singapur. A pesar de que fueron 5 horas de viaje, el trayecto resultó bastante agradable. Los asientos eran muy cómodos e iban dotados de una pantalla similar a la de los aviones de larga distancia en la que puedes ver películas en inglés o escuchar música de diferentes estilos. Además te ofrecen comida para que te entretengas (en Asia todas las horas del día y de la noche son adecuadas para zampar). También nos proporcionaron unos formularios para rellenar y entregar en el control de inmigración con una serie de advertencias que nos dejaron claro que en Singapur no se andaban con chiquitas si te saltabas alguna de sus normas (¿sabíais que en Singapur está prohibidísimo poseer o mascar chicles? :o).
Lo más rollo fue tener que bajar del autobús al llegar a la frontera con Singapur para pasar los controles, pero la verdad es que fue bastante rápido (y además pude pasar mi botellita de licor de la Sierra del Oso sin problemas jeje).
Como anécdota decir que al regresar al autobús había algunos pasajeros que habían desaparecido misteriosamente. Nunca supimos que fue de ellos pero esperamos que no les hubieran pillado haciendo contrabando de Chupa Chups :)
Una vez superada la prueba de los taxis, nos dirigimos al Hotel Pan Pacific en el que nos alojaríamos las próximas 4 noches. Nada más llegar a la recepción y al verme con las flores que nos habían regalado en el Hotel Traders de Kuala Lumpur, uno de los empleados nos preguntó si estábamos de aniversario de bodas (vamos, que nos llamó viejunos en toda la cara jaja). No obstante y al enterarse de que éramos una pareja de recién casados, el pobre hombre quiso subsanar su metedura de gamba trayéndonos dos copas de champagne para celebrar que todavía éramos jóvenes.
Aprovechando la tesitura, el recepcionista nos intentó colar un "paquete especial" con desayuno, cócteles y una habitación con mejores vistas a cambio de 120 euros por persona y día; a lo que sabiamente Abel y yo nos negamos. Posiblemente debieron pensar que éramos un recién estrenado matrimonio triste y rancio pero la verdad es que nos dio igual.
Sea como fuere, en algún momento después de tramitar todo el papeleo logramos subir a la habitación acompañados de un botones indio (con puntito en la frente incluido) que nos llevó las maletas y nos deseó unas bonitas vacaciones mencionando, así como quien no quiere la cosa, la posibilidad de que tras nuestra estancia en el hotel pudiéramos contar con un nuevo miembro en la familia. Tal era su insistencia al respecto que llegamos a sospechar que el buen hombre había sido contratado por mi padre para incitarnos a convertirle rápidamente en abuelo (sin presiones, ¿eh?)
Eso sí, antes de marcharse, nuestro botones nos proporcionó un sabio consejo al comentarnos que el alcohol del 7-Eleven enfrente del hotel era el más barato de la zona (seguro que alguien le chivó que éramos pobres y que nos habíamos negado a pagar el "paquete especial")
Una vez solos, dejamos el equipaje sin deshacer en la habitación decididos a aprovechar al máximo nuestra estancia en Singapur. Nos encaminamos como pudimos hacia el Hotel Fullerton, atravesando Cavennagh Bridge, el único puente colgante de Singapur y también el más antiguo. Llegar hasta allí no fue una tarea fácil teniendo en cuenta que en los alrededores de nuestro hotel no había aceras y que toda la ciudad parece estar conectada a través de laberínticos centros comerciales.
Eso sí, una vez salimos del último de los "malls" pudimos disfrutar de un bonito paseo al atardecer por la bahía de Singapur antes de llegar a nuestro destino.
Al lado del Hotel Fullerton había una pequeña oficina para comprar los tickets para el crucero nocturno por el río Singapur. Aunque nos tocó aguardar un poco, la espera valió totalmente la pena ya que para mí fue una de las experiencias más bonitas y románticas del viaje.
De esta forma, tras comernos la tarta y tomarnos un par de cócteles en una especie de cápsulas sobre el agua situadas en el bar del hotel (y no en el 7-Eleven ejem ejem) nos fuimos a descansar soñando con las aventuras que viviríamos al día siguiente en una ciudad que, por el momento, estaba resultando realmente muy prometedora.
CRUCERO NOCTURNO
Una vez solos, dejamos el equipaje sin deshacer en la habitación decididos a aprovechar al máximo nuestra estancia en Singapur. Nos encaminamos como pudimos hacia el Hotel Fullerton, atravesando Cavennagh Bridge, el único puente colgante de Singapur y también el más antiguo. Llegar hasta allí no fue una tarea fácil teniendo en cuenta que en los alrededores de nuestro hotel no había aceras y que toda la ciudad parece estar conectada a través de laberínticos centros comerciales.
Eso sí, una vez salimos del último de los "malls" pudimos disfrutar de un bonito paseo al atardecer por la bahía de Singapur antes de llegar a nuestro destino.
Precisamente durante el crucero nocturno fue cuando nos encontramos por primera vez con Merlion, una criatura mitológica con cabeza de león y cuerpo de pez que se ha convertido en todo un icono turístico de la ciudad de Singapur.
Su nombre proviene de "mer" (mar) y "lion" (león). El cuerpo de pez hace referencia a los orígenes remotos de Singapur, cuando la ciudad no era más que un pequeño pueblo pesquero llamado Temasek, mientras que la cabeza de león hace alusión al nombre de la ciudad "Singapura", que significa "ciudad del león"; llamada así desde que un antiguo príncipe malayo aseguró haber visto a este animal en la isla, considerándolo un signo de buena suerte.
Después del crucero y todavía impresionados por la magnificencia de esta ciudad, nos encaminamos hacia uno de los muelles (Boat Quay) con la idea de buscar un sitio para cenar. Por el camino nos llamó la atención un conjunto esculturas situadas a lo largo del paseo marítimo y que son conocidas con el nombre de "People of the River" (es decir, la gente del río).
La más famosa, situada muy cerca del Hotel Fullerton y llamada "Primera Generación", representaba a cinco niños jugando y saltando al río en recuerdo de los primeros habitantes de Temasek y de la importancia del río en la vida y desarrollo de la ciudad.
Una vez en Boat Quay, nos dimos una pequeña vuelta para elegir restaurante no sin sufrir un pequeño acoso por parte de los camareros de todos y cada uno de los locales que allí se encontraban. Finalmente, nos decidimos por un italiano llamado Operetta que la verdad es que nos salió algo caro teniendo en cuenta que no nos pusieron demasiada cantidad de comida, pero bueno, lo importante es que estaba rica y sobretodo que el lugar era increíble.
Y por supuesto quedamos especialmente contentos porque estaba claro que no podíamos marcharnos de Singapur sin comer en uno de sus famosos "quays" :) ¡¡objetivo cumplido!!!
Después de cenar, regresamos al Pan Pacific sin saber que todavía nos aguardaba una sorpresa de novios en la habitación :) . Resulta que el amable personal del hotel tuvo la idea de dejarnos una rica tarta de chocolate acompañada de una carta en la que nos felicitaban por nuestro matrimonio y nos agradecían que les hubiéramos escogido como alojamiento para nuestra luna de miel. Todo un detallazo la verdad!!!
De esta forma, tras comernos la tarta y tomarnos un par de cócteles en una especie de cápsulas sobre el agua situadas en el bar del hotel (y no en el 7-Eleven ejem ejem) nos fuimos a descansar soñando con las aventuras que viviríamos al día siguiente en una ciudad que, por el momento, estaba resultando realmente muy prometedora.
Sábado 5 de Julio de 2014
BARRIO COLONIAL
Un día para recordar. Comenzamos la jornada desayunando en el Starbucks del centro comercial que estaba al lado del hotel e inmediatamente después nos encaminamos al barrio colonial de Singapur, es decir, lo que podríamos considerar el centro histórico de la ciudad. Aquí fue donde los primeros inmigrantes que llegaron a Singapur vivieron y trabajaron, y también donde se encontraba la sede del gobierno británico.
Nuestra primera parada fue el mítico Hotel Raffles (1) , construido a finales del siglo XIX en estilo colonial y en cuyo bar se dice que se creó el famoso cóctel Singapur Sling.
Tras sacar unas cuantas fotos y soñar con que algún día cuando nos tocara el euromillón nos alojaríamos allí, continuamos nuestro paseo hacia el Civilian War Memorial (2), dedicado a todos aquellos civiles que perdieron la vida durante la ocupación japonesa de Singapur en la Segunda Guerra Mundial (1942-1945).
Los cuatro pilares verticales del monumento, de una altura de 70 metros, recuerdan la tragedia de una guerra que, en esta parte del mundo, se cebó especialmente con la población china. Al pie del memorial, se explica como el 18 de febrero de 1942 los japoneses comenzaron a realizar en Singapur ejecuciones masivas de jóvenes civiles chinos dentro del movimiento conocido como "Sook Ching" (literalmente "purificación" o "eliminación"). Aunque se desconoce con exactitud el número de víctimas que perecieron a causa de esta masacre, la mayoría de las estadísticas las sitúan en torno a las 50.000 personas. Como dato curioso decir que debajo del monumento se encuentran enterrados los restos de fallecidos cuya identificación no ha sido posible realizar hasta la fecha.
El siguiente punto en nuestra ruta fue la Catedral anglicana de San Andrés (3), de estilo neogótico y la más grande del país. En el momento en que nos acercamos por ahí observamos a varias chicas vestidas de azul cielo que parecían ser las damas de honor de una boda religiosa que estaba a punto de celebrarse. La situación era un tanto pintoresca ya que se las veía muy informales (una de ellas llevaba incluso una camiseta blanca de algodón debajo del vestido) y la verdad es que los invitados que se iban acercando tampoco iban con sus mejores galas. De hecho, llegamos incluso a dudar de que se tratara de una boda hasta que nos fijamos en los libros de firmas y otros elementos decorativos que adornaban las mesas del exterior. Está claro que en Singapur no les va nada el postureo bodil que tanto estilamos en nuestra querida España:)
Después de echar un vistazo al templo y sus alrededores, nos encaminamos al edificio del Old Parliament House (4), que fue sede del parlamento singapurense desde 1965 (fecha en que el país se independizó de la Federación Malaya) hasta 1999, año en que la asamblea fue trasladada a un nuevo edificio adyacente. Actualmente el Old Parliament House es un centro de arte en el que se organizan conciertos y exposiciones.
Tras este breve paseo por el barrio colonial, nos dedicamos a la visita "fuerte" de la mañana que esta vez se centraría en el Museo de las civilizaciones asiáticas, uno de los más populares de la ciudad junto con el Museo Nacional de Singapur. Este último, al igual que otros lugares de interés, lo dejamos para otra ocasión por falta de tiempo.
No obstante, para aquellos que dispongáis de algunas horas más (o incluso días) para recorrer el barrio colonial a fondo podéis optar por realizar alguno de las rutas oficiales propuestas por los propios singapurenses y que podéis visualizar en la siguiente imagen (tendréis que aumentarla para que sea legible ya que mi foto no salió muy allá jeje)
Después de echar un vistazo al templo y sus alrededores, nos encaminamos al edificio del Old Parliament House (4), que fue sede del parlamento singapurense desde 1965 (fecha en que el país se independizó de la Federación Malaya) hasta 1999, año en que la asamblea fue trasladada a un nuevo edificio adyacente. Actualmente el Old Parliament House es un centro de arte en el que se organizan conciertos y exposiciones.
No obstante, para aquellos que dispongáis de algunas horas más (o incluso días) para recorrer el barrio colonial a fondo podéis optar por realizar alguno de las rutas oficiales propuestas por los propios singapurenses y que podéis visualizar en la siguiente imagen (tendréis que aumentarla para que sea legible ya que mi foto no salió muy allá jeje)
MUSEO DE LAS CIVILIZACIONES ASIÁTICAS
Una de las mejores visitas del día. Llegamos justo a tiempo de incorporarnos a uno de los tours guiados que ofrecen en inglés diariamente (también los hay en español un día al mes). Para más información podéis consultar el siguiente link: Guided Tours.
El horario del museo es de 10:00h a 19:00h (del sábado al jueves) y de 10:00h a 21:00h (los viernes). El precio para una entrada general de adulto extranjero no residente es de 8 dólares singapurenses (unos 5 euros y medio aproximadamente) pero si se visita el viernes de 19:00h a 21:00h las tarifas se reducen a la mitad.
Como digo, la visita al museo me encantó y nuestra guía nos enseñó objetos verdaderamente curiosos. El museo está dividido en varias galerías temáticas distribuidas en tres niveles a través de las cuales se pretende ofrecer una idea del rico legado artístico y cultural que nos han dejado los pueblos del continente asiático.
No obstante debéis tener en cuenta que, según se informa en la página web del museo, las galerías se encuentran hoy por hoy en proceso de renovación y reestructuración así que es muy posible que las referencias a la ubicación de los objetos que mencionaré a continuación no se correspondan con su situación real en la actualidad.
Algunos ejemplos de lo que vimos (teniendo en cuenta que durante nuestra visita los departamentos dedicados al arte islámico y a asia occidental se encontraban cerrados) son :
1. Patito de goma. Galería del río Singapur.
Imposible que este curioso objeto pase desapercibido en vuestro recorrido por el museo. Este peculiar patito de goma fue el vencedor de una carrera de patitos de goma celebrada en el río Singapur en el año 2002 con el objetivo de obtener fondos para fines benéficos.
Se trata de una iniciativa un tanto curiosa que se repite periódicamente no solo en Singapur, sino también en otros países como el Reino Unido. La idea consiste en que cada participante en la competición adquiera un patito de goma a cambio de un precio de unos 10 dólares, escriba su nombre en él y lo coloque en el agua esperando que sea el vencedor. En caso de ganar la carrera, su afortunado propietario se ve recompensado con la nada despreciable suma de 1 millón de dólares.
¡Casi nada oiga!
2. Pipa de opio artesana. Galería del río Singapur.
No obstante debéis tener en cuenta que, según se informa en la página web del museo, las galerías se encuentran hoy por hoy en proceso de renovación y reestructuración así que es muy posible que las referencias a la ubicación de los objetos que mencionaré a continuación no se correspondan con su situación real en la actualidad.
Algunos ejemplos de lo que vimos (teniendo en cuenta que durante nuestra visita los departamentos dedicados al arte islámico y a asia occidental se encontraban cerrados) son :
1. Patito de goma. Galería del río Singapur.
Se trata de una iniciativa un tanto curiosa que se repite periódicamente no solo en Singapur, sino también en otros países como el Reino Unido. La idea consiste en que cada participante en la competición adquiera un patito de goma a cambio de un precio de unos 10 dólares, escriba su nombre en él y lo coloque en el agua esperando que sea el vencedor. En caso de ganar la carrera, su afortunado propietario se ve recompensado con la nada despreciable suma de 1 millón de dólares.
¡Casi nada oiga!
2. Pipa de opio artesana. Galería del río Singapur.
Aunque ahora pueda resultarnos extraño, hasta hace relativamente poco tiempo el opio era un producto que se vendía y consumía habitualmente en la sociedad singapurense del siglo XIX y muy particularmente entre la población china.
El opio estaba presente en todas partes, tanto en las ricas mansiones como en los decrépitos callejones de la ciudad. Existían incluso locales destinados al consumo de esta droga conocidos como "fumaderos de opio" que se encontraban agrupados en torno al río y cuyo ambiente resultaba bastante siniestro.
Se trataba sin duda de una adicción extremadamente cara. Se calcula que un obrero chino que sufriera adicción al opio podía llegar a gastar dos tercios de sus ingresos para poder adquirirlo, lo que indudablemente acarreaba la ruina de su familia y, a la larga y dadas las consecuencias que este hábito tenía para su salud, su incapacidad para continuar desempeñando actividad laboral alguna.
No obstante y pese a sus perniciosos efectos, el comercio del opio resultaba muy lucrativo para el gobierno británico tal y como se evidenció en las famosas guerras del opio que enfrentaron a China con Gran Bretaña a mediados del siglo XIX y en las que esta última resultó vencedora, lo que supuso que, desafortunadamente, esta droga continuara dominando y destruyendo la vida de muchos ciudadanos chinos (incluidos los que habitaban en Singapur) hasta bien entrado el siglo XX.
La humilde pipa de madera que se expone en el museo de las civilizaciones asiáticas fue probablemente realizada a mano por un trabajador chino que no podía permitirse otros utensilios más elaborados para satisfacer su adicción. Por contraposición y junto a ella, se exhiben otros recipientes ricamente decorados que probablemente pertenecieron a un fumador de opio de una clase social bien distinta a la de aquél, lo que nos recuerda la importante presencia de esta droga en todas las capas de la sociedad.
Finalmente y como anécdota decir que actualmente el tráfico de drogas en Singapur se encuentra castigado con pena de muerte (incluso la posesión de ínfimas cantidades), así que si no podéis pasar sin fumaros un canutillo de vez en cuando lo mejor es que no pongáis un pie en el país por si las moscas. ¡ Avisados quedáis!
3. Tambor de bronce de estilo Pejeng (año 600 - año 300 a. C., Isla de Java, Indonesia). Sudeste asiático (galerías 3, 4 y 4A)
Situado en la galería dedicada a los inicios de la civilización en el sudeste asiático, este enorme tambor de bronce es considerado como una de las joyas arqueológicas del museo. Se dice que es un tambor de estilo Pejeng en alusión a la "Luna de Pejeng",el mayor tambor de este tipo conocido y que se encuentra actualmente en el templo sagrado de la ciudad de Pejeng en el centro de Bali.
Conforme a una leyenda balinesa, la "Luna de Pejeng" era en realidad una de las ruedas del carro que transportaba a la luna cada noche a lo largo del firmamento. Una noche, mientras el carro viajaba por encima de Pejeng, ésta rueda se desmontó y cayó a la tierra aterrizando en un árbol en el que comenzó a brillar como si se tratara de la luna real.
Esta luminosidad molestó a un ladrón que se encontraba en los alrededores, quien para vengarse decidió subir al árbol y orinar encima de la rueda, un sacrilegio que pagaría con su vida. Finalmente, el fabuloso objeto se enfrió, perdió su luz y fue conservado por los habitantes de Pejeng hasta la actualidad, siendo considerado una auténtica reliquia en la cultura balinesa.
4. Cráneo humano decorado por la tribu Dayak (año 1900, Isla de Borneo). Sudeste asiático (galerías 3, 4 y 4A)
Nos encontramos sin duda ante uno de los objetos más siniestros de la colección. Se trata de un cráneo humano decorado y empleado como trofeo por la tribu de los Dayak, nativos de la Isla de Borneo y conocidos popularmente en Occidente como "headhunters" (= cazadores de cabezas) por su costumbre de decapitar a sus enemigos y conservar sus cráneos como elemento decorativo en sus peculiares casas comunales.
Los guerreros dayak creían que la cabeza de sus enemigos, considerada el recipiente del alma humana, les proporcionaba fuerza, poder y reconocimiento hasta el punto de que todo muchacho dayak debía conseguir al menos el cráneo de un enemigo para poder ser considerado un hombre maduro, casarse y sentar la cabeza. Esta sanguinaria costumbre se mantuvo intacta practicamente hasta comienzos del siglo XX, aunque existen historias más recientes en las que los "cazadores de cabezas" se convirtieron nuevamente en protagonistas.
Si os pica la curiosidad y queréis conocer una auténtica historia de supervivencia de un grupo de soldados norteamericanos en la tribu de los dayak durante la Segunda Guerra Mundial podéis pinchar en este link: "Cuando tus anfitriones son cortadores de cabezas".
Como aporte interesante decir que los cráneos no solían ser decorados y que se desconoce por qué motivo el que se expone en este museo lo está. Quizás esta es una de las razones por las que muchos turistas lo consideran una de las piezas más interesantes del museo.
5. Estatuillas de madera de la isla Nías. Sudeste asiático (galerías 3, 4 y 4A)
6. Túnica bordada del Emperador (Dinastía Qing, 1796-1820). China (galería 6)
Esta preciosa túnica de color azul perteneciente a la dinastía Qing (1644-1912) representa 9 dragones inmersos en un paisaje de nubes, montañas y agua. Al igual que el número 9, el dragón dorado con cinco garras en cada pata es un símbolo vinculado a la autoridad imperial por lo que únicamente el emperador, sus familiares y los oficiales de alto rango estaban autorizados a lucirlos en sus vestiduras.
La túnica expuesta en el museo destaca por su extraordinario trabajo de bordado a doble cara y por sus peculiares mangas que recuerdan a las prendas de equitación manchúes. Conviene recordar que fueron precisamente los manchúes los que fundaron la dinastía Qing (la última dinastía imperial) y que esta etnia era famosa por sus grandes habilidades en destrezas como la equitación y el tiro con arco.
7. Estatuas portátiles de los generales Xie y Fan. China (galería 6)
Estas macabras figuras representan a dos generales chinos, el general Xie y el general Fan. El general Xie es más alto que el general Fan y por ello ambos también son conocidos como "el alto y el bajo".
Cuenta la leyenda que ambos amigos quedaron un buen día en verse junto a un río y que el general Fan llegó primero. Mientras esperaba a su colega, la mala suerte quiso que Fan fuera arrastrado por la corriente de las aguas hasta debajo de un puente en el que tristemente se ahogaría. Cuando el general Xie llegó al lugar y descubrió lo que le había ocurrido a su amigo, se suicidó arrojándose al río en un ataque de remordimiento y dolor. Sus terribles semblantes (con las lenguas desproporcionadamente largas) se relacionan precisamente con la forma en que ambos murieron.
Las estatuas que aquí se exponen eran empleadas en las procesiones anuales que se celebraban en Taiwan en honor del Dios de la Ciudad ya que, conforme a la antigua religión china, estos generales eran los encargados de asistir a esta divinidad en su tarea de impartir la "justicia divina" a los pecadores en el inframundo.
Irónicamente estos dos ídolos son venerados hoy por hoy como dioses de la riqueza en la China actual aunque lo cierto es que sus promesas de fortuna son un tanto heterodoxas ya que van dirigidas esencialmente a los participantes en la lotería y juegos de azar.
8. Pergaminos del inframundo. China (galería 6)
Conforme a una leyenda balinesa, la "Luna de Pejeng" era en realidad una de las ruedas del carro que transportaba a la luna cada noche a lo largo del firmamento. Una noche, mientras el carro viajaba por encima de Pejeng, ésta rueda se desmontó y cayó a la tierra aterrizando en un árbol en el que comenzó a brillar como si se tratara de la luna real.
Esta luminosidad molestó a un ladrón que se encontraba en los alrededores, quien para vengarse decidió subir al árbol y orinar encima de la rueda, un sacrilegio que pagaría con su vida. Finalmente, el fabuloso objeto se enfrió, perdió su luz y fue conservado por los habitantes de Pejeng hasta la actualidad, siendo considerado una auténtica reliquia en la cultura balinesa.
4. Cráneo humano decorado por la tribu Dayak (año 1900, Isla de Borneo). Sudeste asiático (galerías 3, 4 y 4A)
Nos encontramos sin duda ante uno de los objetos más siniestros de la colección. Se trata de un cráneo humano decorado y empleado como trofeo por la tribu de los Dayak, nativos de la Isla de Borneo y conocidos popularmente en Occidente como "headhunters" (= cazadores de cabezas) por su costumbre de decapitar a sus enemigos y conservar sus cráneos como elemento decorativo en sus peculiares casas comunales.
Los guerreros dayak creían que la cabeza de sus enemigos, considerada el recipiente del alma humana, les proporcionaba fuerza, poder y reconocimiento hasta el punto de que todo muchacho dayak debía conseguir al menos el cráneo de un enemigo para poder ser considerado un hombre maduro, casarse y sentar la cabeza. Esta sanguinaria costumbre se mantuvo intacta practicamente hasta comienzos del siglo XX, aunque existen historias más recientes en las que los "cazadores de cabezas" se convirtieron nuevamente en protagonistas.
Si os pica la curiosidad y queréis conocer una auténtica historia de supervivencia de un grupo de soldados norteamericanos en la tribu de los dayak durante la Segunda Guerra Mundial podéis pinchar en este link: "Cuando tus anfitriones son cortadores de cabezas".
Como aporte interesante decir que los cráneos no solían ser decorados y que se desconoce por qué motivo el que se expone en este museo lo está. Quizás esta es una de las razones por las que muchos turistas lo consideran una de las piezas más interesantes del museo.
5. Estatuillas de madera de la isla Nías. Sudeste asiático (galerías 3, 4 y 4A)
La isla Nias, situada frente a la costa occidental de Sumatra, nos trae estas curiosas estatuillas de madera relacionadas con la antigua religión de sus habitantes basada en el animismo y en el culto a los antepasados.
En realidad se trata de pequeños recipientes (con tapa y todo) en los que los habitantes de Nias recogían, generalmente mediante el uso de una caña de bambú, el último aliento de sus familiares moribundos. Creían que de esta forma el espíritu del difunto se transfería a la estatuilla, sirviendo como amuleto de protección del hogar y también como recordatorio del pariente fallecido.
Actualmente esta práctica se encuentra extinguida en la isla dado que la mayoría de los habitantes de Nias se han convertido al cristianismo o al islam. Sea como fuere y tal y como nos comentó nuestra guía, algunas de estas estatuillas se venden hoy por hoy a través de internet a precios desorbitados y es que... ¿qué loco no pagaría 6.000 dólares por tener un espíritu indonesio rondando por su casa?
6. Túnica bordada del Emperador (Dinastía Qing, 1796-1820). China (galería 6)
Esta preciosa túnica de color azul perteneciente a la dinastía Qing (1644-1912) representa 9 dragones inmersos en un paisaje de nubes, montañas y agua. Al igual que el número 9, el dragón dorado con cinco garras en cada pata es un símbolo vinculado a la autoridad imperial por lo que únicamente el emperador, sus familiares y los oficiales de alto rango estaban autorizados a lucirlos en sus vestiduras.
La túnica expuesta en el museo destaca por su extraordinario trabajo de bordado a doble cara y por sus peculiares mangas que recuerdan a las prendas de equitación manchúes. Conviene recordar que fueron precisamente los manchúes los que fundaron la dinastía Qing (la última dinastía imperial) y que esta etnia era famosa por sus grandes habilidades en destrezas como la equitación y el tiro con arco.
7. Estatuas portátiles de los generales Xie y Fan. China (galería 6)
Cuenta la leyenda que ambos amigos quedaron un buen día en verse junto a un río y que el general Fan llegó primero. Mientras esperaba a su colega, la mala suerte quiso que Fan fuera arrastrado por la corriente de las aguas hasta debajo de un puente en el que tristemente se ahogaría. Cuando el general Xie llegó al lugar y descubrió lo que le había ocurrido a su amigo, se suicidó arrojándose al río en un ataque de remordimiento y dolor. Sus terribles semblantes (con las lenguas desproporcionadamente largas) se relacionan precisamente con la forma en que ambos murieron.
Las estatuas que aquí se exponen eran empleadas en las procesiones anuales que se celebraban en Taiwan en honor del Dios de la Ciudad ya que, conforme a la antigua religión china, estos generales eran los encargados de asistir a esta divinidad en su tarea de impartir la "justicia divina" a los pecadores en el inframundo.
Irónicamente estos dos ídolos son venerados hoy por hoy como dioses de la riqueza en la China actual aunque lo cierto es que sus promesas de fortuna son un tanto heterodoxas ya que van dirigidas esencialmente a los participantes en la lotería y juegos de azar.
8. Pergaminos del inframundo. China (galería 6)
De acuerdo con la antigua religión china el cosmos se componía de tres dominios: cielo, tierra e inframundo. El inframundo era el lugar en el que las almas de los difuntos respondían de los actos que habían realizado en la vida antes de "reencarnarse". Es importante decir que el "inframundo chino" no es equiparable al "infierno cristiano" ya que las almas nunca se quedaban allí de forma permanente e inmutable sino que, antes o después, debían abandonar el "más allá" para reencarnarse y volver de nuevo a la tierra.
Pese a ello, la estancia en el inframundo podía ser verdaderamente larga para las pobres almas que transitaban por allí ya que estaba previsto que todas ellas desfilaran a lo largo de 10 "infiernos independientes" (los conocidos como los 10 tribunales del inframundo) antes de reencarnarse en la forma que les correspondiera. En cada una de estas etapas y dado que los difuntos debían expiar las acciones realizadas en su vida terrenal, lo habitual es que sufrieran distintos castigos que, lógicamente, resultarían más o menos terribles según la gravedad de las faltas cometidas.
Se creía además que el inframundo era una especie de versión alternativa del mundo terrenal con sus casas, sus jardines, sus tiendas etc. Es por ello que los rituales celebrados por los familiares y descendientes de los difuntos solían ir orientados no solo a que sus parientes transitaran por los 10 tribunales del inframundo lo más rápido posible, sino también a que su estancia resultara relativamente agradable. De ahí que sea frecuente que en muchos templos chinos se compren y se vendan ofrendas de papel representativas de artículos tales como como casas, vehículos o dinero; objetos que, sin duda, pueden resultar muy útiles al difunto durante su periplo en el más allá.
Una vez llegaban al décimo y último tribunal, todas las almas recibían su juicio final y se reencarnaban bien en seres humanos (con una posición social más o menos favorable según sus acciones del pasado) bien en animales (en el caso de que su comportamiento hubiera sido realmente terrible).
Como consuelo decir que algunas almas especialmente virtuosas podían librarse del viaje a través del inframundo y ascender directamente al cielo, lo cual se creía que sucedía en raras ocasiones ya que ello exigía haber llevado una vida completamente ejemplar en la tierra y, para qué negarlo, ello suele ser bastante aburrido.
Una vez llegaban al décimo y último tribunal, todas las almas recibían su juicio final y se reencarnaban bien en seres humanos (con una posición social más o menos favorable según sus acciones del pasado) bien en animales (en el caso de que su comportamiento hubiera sido realmente terrible).
Como consuelo decir que algunas almas especialmente virtuosas podían librarse del viaje a través del inframundo y ascender directamente al cielo, lo cual se creía que sucedía en raras ocasiones ya que ello exigía haber llevado una vida completamente ejemplar en la tierra y, para qué negarlo, ello suele ser bastante aburrido.
9. Celosía Jali (Agra, India, s.XVII). Sur de Asia (galerías 7&8)
La palabra "Jali" significa "red" en hindi y hace referencia a un estilo decorativo muy empleado en la arquitectura de la India. Este estilo se caracteriza por el uso de perforaciones en la piedra que permiten la entrada del aire y de la luz en las habitaciones al mismo tiempo que las aislan del calor sofocante propio de dichas latitudes así como de las miradas cotillas del vecino de al lado:)
La celosía expuesta en el museo se puede considerar sencilla ya que ha sido trabajada en piedra arenisca de color rojizo, pero este estilo ha llegado a emplearse en materiales tales como el mármol o las piedras preciosas.
Aunque esta pieza es considerada como una de las imprescindibles del museo, a nosotros no nos llamó tanto la atención dado que también es muy frecuente observar este tipo de decoración en el arte islámico y, en lo que a nosotros respecta, en el arte hispanomusulmán, por lo que podríamos decir que este tipo de objetos ya nos resultaban bastante familiares (a diferencia de las cabezas cortadas que si nos parecieron más llamativas xd)
10. Somaskanda: escultura de Shiva, Parvati y Skanda (Tamil Nadu, India, s. XIII). Sur de Asia (galerías 7&8)
Este grupo escultórico en bronce representa a los dioses hindúes Shiva y Parvati acompañados de su hijo Skanda (también conocido como Subrahmanya o Murugan). Se trata de una representación del ideal de familia divina que surgió en los siglos IV y V d. C. como una forma de contrarrestar las corrientes filosóficas y religiosas que abogaban por el celibato como el único camino para la salvación.
El Somaskanda es venerado en la región de Tamil Nadu (al sur de la India) tanto por los ascetas como por las jovencitas que lo invocan con el objetivo de conseguir un buen marido. Es la única zona de la India en la que se han encontrado representaciones de estas características.
Como anécdota recordar que el dios Skanda (el hijo) es aquél en honor del cual se celebra el polémico festival del thaipusam al que nos referíamos en nuestro último post al hablar de Kuala Lumpur.
Dicho lo cual y tras este "brevísimo" resumen de nuestro recorrido por el museo, llego la hora de despedirnos no sin antes aportar algunas fotos de regalo (como podéis comprobar teníamos el día tonto jeje), esperando que sigáis compartiendo nuestras aventuras con nosotros. Hasta la vista!
CONTINUARÁ...